Con anterioridad al pasado 20 de Abril las redes sociales se incendiaron con el hashtag #verUGRenza, sin embargo, no fue hasta ese día cuando se hizo trending topic.
Los alumnos y alumnas se sumaron al grito de descontento por la mala gestión que la UGR está realizando ante la crisis del COVID-19. Aunque ayer saltase la alarma, los y las estudiantes han compartido que no se trata sólo de la insuficiente capacidad de las plataformas virtuales para la realización de exámenes online, si no de los sistemas de evaluación y respuesta docente que están teniendo, entre otros.
PRADO, la plataforma virtual docente de la Universidad de Granada, dejó de funcionar la mañana del lunes, dejando a miles de estudiantes sin acceso a sus respectivos exámenes, entregas de trabajos y clases online.
A esta incidencia se sumó la respuesta que han tenido docentes de la universidad imponiendo criterios de evaluación injustos para el estudiantado desde que la cuarentena comenzó. Exámenes con tiempo reducido por pregunta, lo que conlleva a un estrés doble para el/la estudiante, ya no sólo el nerviosismo que acarrea cualquier prueba, si no que profesores y profesoras exigen una nota mínima superior al 5, a veces incluso un 7 (NOTABLE) para alcanzar un 5 (APROBADO) en la evaluación final, y en los que las preguntas mal contestadas restan puntos acertados, y a veces el no responder también penaliza. Añadiendo a todo ello el no disponer de minutos necesarios para responder a la totalidad del examen, incrementando así el margen de error y como novedad añadida ante la pandemia: el miedo por la caída de internet.
Ante los posibles problemas que podría acarrear una conexión débil o desconexión imprevista muchos docentes de la Universidad han respondido con negativas o indiferencia, dando total responsabilidad al estudiante y justificando todas estas medidas con la acusación de que de lo contrario el alumno se estaría copiando. Si se corta la conexión su examen no será válido, lo único que tendrá será un suspenso a pesar de los esfuerzos. Estos esfuerzos no son sólo hincar codos, en las casas donde los recursos económicos son escasos ni el acceso a internet ha sido viable suponiendo el suspenso directo.
Ante ello la UGR respondió la semana pasada anunciando la posibilidad de ofrecer internet a 1000 alumnos que se encuentren en las peores condiciones. Además, se les ha comenzado a facilitar dispositivos como ordenadores a alumnos y alumnas que no tuviesen. A pesar de la iniciativa, una vez más han llegado tarde, pues las clases no presenciales comenzaron hace más de un mes, estos/as alumnas ya han perdido puntos, y se sigue sin tener en cuenta a los que no pueden disponer ni de habitación propia de estudio o tiempo por el cuidado familiar que algunos deben realizar.
Los estudiantes declaran que, a pesar de los comunicados de Pilar Aranda, Rectora de la Universidad de Granada, que afirma-”vamos a favorecer a los estudiantes”-está siendo insuficiente, los y las docentes ejercen abuso de poder, otros envían documentos pdfs con diapositivas sin información suficiente o por el contrario duplicando el temario que se había acordado en la anterior guía docente, mientras otros directamente no dan señales de vida desde que comenzó el confinamiento. Mientras la UGR envía información de cursos y visitas virtuales a sus edificios pero no de cuándo tendrán que examinarse finalmente, dejando como único camino el ser autodidacta , sin ni siquiera acceso a todas las publicaciones de las bibliotecas, pues están cerradas.
Aunque el 17 de abril se publicó por parte de la UGR el ”PLAN DE CONTINGENCIA PARA LA DOCENCIA Y EVALUACIÓN NO PRESENCIAL EN LA UGR” los alumnos y alumnas denuncian que se ha establecido sólo como una simple recomendación, por lo que un gran número de docentes no están favoreciendo a la evaluación continua o haciendo un mal uso de ella del modo en el que se ha mencionado con anterioridad. A la creación de nuevas guías docentes ceñidas a la situación de emergencia se le está haciendo caso omiso.
Por otro lado, cabe destacar que lo importante en los tiempos que estamos viviendo es la salud, tanto física como mental, que en las familias trabajadoras es donde más riesgo existe, o bien por el riesgo al contagio al tener que continuar con la jornada en servicios esenciales o bien por la implantación de ERTES y despidos, al igual que el desamparo de trabajadores y trabajadoras que estaban sumergidos en contratos precarios y en negro.
A lo que se ha sumado el limbo de los alquileres para estudiantes que residen fuera de casa, con la respuesta vacía tanto de la UGR como del gobierno. De nuevo, los y las hijas de los y las obreras no podemos estudiar con igualdad.
Ante todos estos hechos cabe destacar que todo ello ha sido sólo la última gota del vaso para denunciar todos los abusos que ejerce tanto la Universidad de Granada sobre los y las alumnas como el capital antes de la crisis del COVID-19.
Si sometemos a la UGR a cifras, observamos como durante el curso pasado 2018/2019 la universidad contaba con más de 50 mil estudiantes. De ellos sólo 16.879 son beneficiarios de una beca del ministerio, 1.121 del programa de Becas Propias general, 495 del específico y 609 Ayudas propuestas por el Gab. de Asistencia Social al Estudiante. La opinión del estudiantado es que estas becas y ayudas son insuficientes para llevar a cabo sus estudios, no son concedidas por requisitos excesivos, llegan tarde o la bonificación no llega ni para mantener al día las facturas. Pagar tasas universitarias, transporte, comida y alquiler para quienes necesitan residir fuera puede resultar un calvario psicológico que se refleja en el rendimiento académico.
Las exigencias y poca empatía de los componentes docentes, hace que muchos de estos alumnos/as se vean obligados a abandonar su formación por sistemas de evaluación injustos que no tienen en cuenta las circunstancias de cada estudiante, como el solapamiento de horarios y exámenes con otras asignaturas, la necesidad de trabajar a la vez que se estudia o problemas en el núcleo familiar de índole económica o social. Ante ello muchos responden con sistemas de evaluación única donde el nivel se incrementa y tienen que jugárselo todo a una, además del cambio de modelo de examen haciéndolo más dificultoso, pues para los docentes solicitar una evaluación única es un síntoma de mal estudiante y estigma.
Que la crisis no la paguemos las hijas e hijos de la clase obrera
Desde la JCPA denunciamos como la UGR es un reflejo de la dictadura del capital a la que nos vemos sometida diariamente. La Universidad dice ser pública cuando estudiantes que quieren comenzar sus estudios no tienen posibilidad ni de acceso o tienen que abandonarlos por las carencias económicas en casa, la UGR está al servicio del capital obligándonos a elegir entre tener un techo y comida o seguir estudiando. Ante esta situación de alarma está demostrando cómo nos encontramos desamparados y cómo los hijos e hijas de la clase obrera lo tendremos más complicado para continuar durante el curso 2020/2021 si nos elevan los sistemas tan injustos de evaluarnos.
Desde la JCPA exigimos durante esta crisis y próximo curso:
- Proporcionar reales recursos TICS para afrontar las necesidades ante el COVID-19.
- Sistemas justos de evaluación con mismas condiciones para todos. Temario adecuado a lo que se está impartiendo. Que no se nos cambien los modelos de examen a los hijos e hijas de trabajadores/as.
- Docentes den clases reales, no envíos de documentos sin contexto o excesivos.
- Docentes que llevan sin aparecer toda la cuarentena nos den señales y recorten temario pues no han hecho su trabajo.
- Retraso del calendario de evaluación ante la carencia de recursos formativos que se ha dado este periodo. Posibilidad de exámenes extraordinarios en septiembre.
- Ayudas suficientes para la continuación académica del alumnado que tanto él como familiares han sido afectados de manera directa por el COVID-19, tanto por salud como por trabajo. No más tasas universitarias y más ayudas.
- No elevar las tasas universitarias el próximo curso 20/21 atendiendo a las dificultades que ha podido acarrear para el estudiantado la realización de su formación.
- Solución real ante las pérdidas que está suponiendo el alquiler de pisos de estudiantes vacíos, posibilidad de no pagar o abandonar el piso sin represalias, que nos dejen recoger nuestros enseres.
- Incrementar la atención psicológica que ofrece el Gabinete psicopedagógico de la UGR, que se tenga en cuenta la salud mental de los y las estudiantes pues es un reflejo en el rendimiento académico.
JCPA Granada
BIBLIOGRAFÍA
https://canal.ugr.es/wp-content/uploads/2019/09/UGR-EN-CIFRAS-18-19-web-1.pdf
https://www.ugr.es/universidad/noticias/plan-contingencia-docencia-evaluacion-no-presencial-ugr
https://ve.ugr.es/secretariados-y-unidades/orientacion
https://www.ideal.es/miugr/quejas-alumnos-arrecian-20200421142341-nt.html