¿Cuál es la situación de la juventud y de la clase trabajadora en el Estado Español?
Analisis y datos de la realidad de la clase trabajadora dentro de España.
El nuevo ciclo de crisis capitalista que ha surgido debido al estallido de la crisis del Covid-19 ha vuelto a poner a la juventud como uno de los sectores de la población más afectados, del mismo modo que ya pasó tras la crisis de 2008, hemos vuelto a ser los primeros en perder nuestros precarios empleos que nos ayudaban a sacar adelante ya sea nuestros estudios o nuestras vidas en general.
Paro juvenil
En cuanto al paro, si observamos los datos publicados por el SEPE que toman como referencia el último día de cada año, a pesar de ser porcentajes muy altos, son mejores en comparación con otros meses del año, ya que suele coincidir el último mes del año, como norma general, con un aumento de los puestos de trabajo más precarios. Por otro lado, según el Eurostat el paro juvenil superó el 40% durante varios meses, siendo el más alto de toda la UE. Mientras que para el total de la población rondaba alrededor del 16%.
Queda así al descubierto que cuanto más jóvenes mayor es el paro: entre 25 y 30 años es de 23,53%, entre 20 y 24 años es del 36,52% y entre 16 y 19 años el paro llega a la escalofriante cifra de más del 60%. A esto añadir que de normal los puestos a los que acceden los jóvenes son de lo peor del mercado laboral, con muy bajas condiciones laborales y salariales.
Así se demuestra que el modelo de empleo que se busca insertar a los jóvenes es el temporal y precario, donde rápidamente se pueda despedir o simplemente no renovar los contratos temporales.
Mirando en perspectiva, en ningún momento hemos recuperado los datos de empleo de antes del 2008, al contrario, la juventud ha ido perdiendo presencia en los contratos, en 2007 de 100 contratos firmados 47 eran por jóvenes, en 2020 solo 33.
Fijándonos en los sectores también vemos que en aquellos donde hay mayor presencia de jóvenes han sido los que justamente más han bajado la cantidad de contratos firmados, junto a los relacionados con el arte o espectáculos donde se han firmado un 60% menos.
Trabajo temporal
Para entender mejor la precariedad actual nos podemos remontar a la última reforma laboral del 2012, la cual supuso una pérdida importante de calidad de empleo. Actualmente esa reforma sigue sin derogar y ya ni hablemos de las anteriores, las que fueron aprobadas ya en tiempos del PSOE gobernando.
Esa reforma fue enfocada a reducir el empleo estable e indefinido, para sustituirlos por el temporal y precario. En 2020 el 91,4% de los contratos firmados por jóvenes fueron temporales, los contratos indefinidos no han superado el 9%. En 2019 más de 60.000 jóvenes tuvieron más de 15 contratos en ese año, 54.000 entre 11-15 y unos 270.000 entre 5-10. Queda claro que el actual estado del empleo es cada vez menos estable y de menor duración.
El índice de rotación -el número de contratos firmados dividido entre el número de personas contratadas- en diez años pasó de 2,25 a casi 3. Solo viéndose reducido por el parón económico del confinamiento.
También la duración de los contratos temporales ha ido reduciéndose cada vez más: en 2007 los contratos temporales duraban de media 78,6 días, en 2019 menos de 50. La subida de 2020 que se aprecia en el gráfico de abajo no responde a una mejora de las condiciones sino a que debido a la crisis se dejaron de firmar contratos temporales, aumentado las listas del paro.
Vivienda: desahucios y precio alquileres
Respecto a los desahucios, durante todo 2020, a pesar de la pandemia, el estado de alarma y el decreto que, supuestamente, iba a terminar con los desahucios, se efectuaron más de 29.000 desahucios.
En muchos casos a familias que supuestamente estaban protegidas por la ley, pero para las instituciones judiciales defender y aplicar la ley que protege a familias trabajadoras en situación vulnerable no es la prioridad. La socialdemocracia ha vuelto a ser incapaz de solucionar los problemas sociales.
Estos decretos en la práctica han supuesto que el estado ha pagado los alquileres o hipotecas a los bancos o los fondos buitre. Así garantizando que estos no perdieran beneficios.
Pero esto no es la solución, solo sirve para aumentar los beneficios de los parásitos de la clase obrera. Los verdaderos avances serían la expropiación de viviendas a aquellos que especulan y la creación de vivienda pública, con precios asequibles.
Por otro lado los precios de los alquileres llevan desde el 2013 aumentando sin freno, la bajada del 2021 responde a las consecuencias de la pandemia, pero ya empiezan aumentar nuevamente. La nula regulación y la especulación está provocando que sea imposible para la juventud lograr independizarse o con suerte tener que compartir piso durante años. Nuevamente la socialdemocracia se ha puesto del lado de las grandes fortunas y se ha negado a poner la mínima regulación a un mercado en manos de la especulación.
Mujer trabajadora
La lucha por la emancipación de las mujeres forma parte de la lucha de clases.
El capitalismo aprovecha cualquier contexto para aumentar la explotación y así aumentar beneficios. Las mujeres trabajadoras sufrimos una cantidad de paro mucho mayor que la de los hombres. En las filas del paro, el número de mujeres trabajadoras duplica el número de hombres que llevan en paro más de un año; de igual forma, a la hora de dejar el empleo para la dedicación a los cuidados y al hogar, en casi 9 de 10 veces lo hace una mujer.
El paro de larga duración entre las mujeres paradas alcanza un porcentaje superior al 50%. Una de cada dos mujeres lleva parada más de un año.
A pesar de haber más mujeres paradas durante el 2019, las mujeres firmaron más de 2 millones de contratos menos que los hombres.
Por último, las víctimas de trata en la gran mayoría de los casos son mujeres: entre 2013 y 2017 63.551 personas estaban en una situación de riesgo de trata, solamente 853 fueron identificadas como víctimas y de estas víctimas un 95,5% eran mujeres o niñas.
Pero como decía el propio informe de Amnistía Internacional usado como fuente, en España la identificación de víctimas de trata es totalmente ineficiente en todos los sentidos: falta de formación, de personal, de herramientas, de estadísticas completas, así como una falta total de tacto y colaboración por parte de la policía. Quedando gran parte del trabajo en manos de ONG y en muchas ocasiones quedando todo el caso sustentado solamente en la declaración de la víctima. Se suma a esto una falta completa de protocolos eficaces a la hora de identificar la trata en la inmigración ilegal, ya que para las autoridades la prioridad es la deportación rápida, tratando a las víctimas como criminales.
Además, los centros de inmigrantes no garantizan ni las mínimas condiciones de salud o dignidad. El Defensor del Pueblo pidió el cierre de algunos CIE por estas pésimas condiciones y Amnistía Internacional lo confirmaba en su informe. Donde apenas se consigue informar a los inmigrantes de sus derechos y donde las condiciones de salubridad, habitabilidad o de comida son pésimas. Lejos están estos centros de poder garantizar unas condiciones de dignidad humana, más aún de realizar una eficiente identificación de víctimas de trata.
Encontrar el primer empleo
La juventud nos encontramos con un gran obstáculo a la hora de encontrar nuestro primer empleo. Al no tener experiencia, no quieren contratarnos, pero si no nos dan la oportunidad nunca vamos a ganar esa experiencia.
Los datos reflejan esto claramente, si comparamos las dos primeras gráficas: primero representa la cantidad de PLD (Parados de Larga Duración) sobre el total de jóvenes en paro y después solo entre los que aún no han tenido un empleo. Esta variación supera el 10%.
Esto obliga a la juventud a tener con suerte dos opciones: el paro o aceptar el primer trabajo precario que surja, donde trabajar y que respeten tus derechos es hasta una suerte.
Por último, analizando el tiempo que llevan los jóvenes en paro. Vemos reflejado el gran aumento, este año la franja entre 6 y 12 meses creció en casi un 250%. Como hemos visto en las anteriores publicaciones, los jóvenes mayoritariamente ocupamos el empleo temporal. Esos puestos que a la primera de cambio desaparecen.
Derechos laborales
La clase obrera vemos como constantemente pisotean nuestros derechos. Aprovechando la falta de oportunidades y el alto paro nos obligan a aceptar trabajos aunque sepamos que se van a incumplir nuestros derechos por completo.
La Inspección de Trabajo solamente en 2019 detectó casi 90.000 infracciones, que afectaron a 580.000 trabajadores/as. A esto hay que tener en cuenta que aquí no se incluyen sentencias de los juzgados y lógicamente cuando no se ha denunciado ni detectado.
Con estas cifras nos podemos imaginar la grandísima cantidad de veces que la patronal pisotea nuestros derechos, ya que la mayoría de veces el trabajador está completamente indefenso frente al empresario.
Por ejemplo, el 40% de las casi 72.000 denuncias anónimas presentadas a la Inspección de Trabajo no llegan a ser investigadas. Solo se empezaron 6.900 inspecciones, 9 de cada 10 veces la denuncia del trabajador no llega a ninguna parte y finalmente solo un 1% se detectaron infracciones.
Además, empresas de riders, como Glovo o Deliveroo, básicamente incumplen la ley como regla de negocio. Los llamados “falsos autónomos” son una práctica cada vez más habitual, entre 2015 y 2019 han multiplicado por 15 el número de falsos autónomos que les han obligado a regularizar. Hay que tener en cuenta que estos son los que se ha demostrado oficialmente que son falsos autónomos y las cifras reales son mucho mayores. Hay que decir que también han aumentado el número de inspecciones enfocadas en este tema, pero de todas maneras la proporción, entre regularizaciones e inspecciones, ha crecido: en 2015 aproximadamente por cada dos inspecciones regularizaban a un trabajador y en 2019 por cada dos inspecciones la cifra sube a tres empleados regularizados.
Fruto del trabajo de Inspección de Trabajo el empelo aflorado («las altas inducidas tramitadas por las empresas como consecuencia de las actuaciones de la Inspección, y las infracciones por dar ocupación a extranjeros sin autorización para trabajar y los trabajadores con incrementos de más del 50% de tiempo de trabajo en contratos a tiempo parcial o que supongan una ampliación a jornada completa.«) en 2019 alcanzo la cifra de más de 125.000 empleos.
Efectos Psicológicos
Respecto a los efectos psicológicos en los que nos encontramos los jovenes habría que añadir también el estudio de la ONG Plan Internacional “El impacto de la crisis del covid-19 en la adolescencia en España” que señala que tras la pandemia: “el 53% de las personas de entre 18 y 34 años presentan más problemas de concentración; el 37% tiende a no querer pensar ni hablar de los problemas y el 49% asegura haber experimentado sentimientos depresivos, pesimistas o de desesperanza a causa del confinamiento y los efectos socioeconómicos de la pandemia”.
Esto se entiende mejor si comprendemos que tanto la adolescencia como la juventud son un periodo fundamental para la madurez y el crecimiento, una fase de aprender a regularse y, precisamente, de construirse y venir incorporando herramientas que ayuden a gestionar los diferentes episodios de estrés, ansiedad y miedo, sucesos que se ven mayormente agravados entre la juventud de extracción obrera y popular debido a las dificultades económicas que hacen acrecentar estos episodios.
Conclusión
A principios de la pandemia hablábamos sobre como afectaba el covid y la nueva crisis capitalista a nuestra clase, en el artículo “la juventud y nuestra relación con el capitalismo”. Ahora solo falta ver en que condiciones nos tocará vivir a los jóvenes tras ella y cuales serán las consecuencias que sufriremos en los próximos años, y es que si somos la primera generación en vivir peor que nuestros padres, parece que la tendencia a la que se ve abocada las siguientes generaciones de jóvenes en el estado español es seguir con la precarización y el empeoramiento de nuestras condiciones de vida y laborales.
Ya podemos apreciar que la nefasta situación en la que salimos los jóvenes tras la crisis de 2008 se ha agudizado posteriormente durante las siguientes crisis y en los periodos denominados de «recuperación», recuperación llevada a cabo a través de un aumento de trabajos precarios que en gran parte han soportado los lomos de la juventud de extracción obrera y popular.
Así pues, podemos vislumbrar que las dificultades que nos hemos encontrado durante estos último doce años se agudizarán considerablemente con la excusa de la necesidad de abrocharse el cinturón para la recuperación económica. Dificultades como no encontrar trabajo; que si lo encuentras no te llegue para pagarlos estudios o el alquiler del piso; que de tener trabajo que no te dé tiempo para estudiar o realizar los trabajos de clase en buenas condiciones; no poder independizarse ni crear una familia si así lo deseará; y las situaciones de estrés y ansiedad que estas te provocan entre otras.
Todo ello, se dará en un escenario de aumento de la desigualdad social en la que los hijos e hijas de la clase obrera se verán cada vez con más dificultades de competir en las mismas condiciones que los hijos e hijas de la burguesía. Todo ello es un reflejo de las consecuencias de un sistema económico dividido en clases y que hace prevalecer lo económico a lo humano. Donde los hijos e hijas de la clase trabajadora somos simples números en la maquinaria de los medios privados de producción, destinados a la elaboración de plusvalía para el beneficio de unas pocas personas.
Es por ello que es más que nunca necesario tornar la frustración en organización y lucha, mostrando a la juventud de extracción obrera y popular que hay futuro fuera del capitalismo y que frente a las políticas precarias y de ataque a nuestra clase se encontraran una juventud a la ofensiva que pretende defender a uñas y dientes cada uno de los derechos que nos quedan a la vez que luchamos por todos aquellos que nos deben.