Desde que comenzó la pandemia, el peso de la responsabilidad cada vez que aumentaban los contagios se echaba sobre los hombros de la juventud, la cuestión era señalar culpables entre la población para evitar hablar de la falta de personal sanitario, la carencia de un servicio de transporte público a la altura de la situación o la anteposición de los intereses burgueses por encima de la salud pública.
Llegan los exámenes universitarios, y en lugar de ser coherentes con todas las recomendaciones sanitarias y restricciones que se están tomando a causa de la tercera ola pandémica en la que nos encontramos, desde las distintas universidades españolas se obliga a las y los estudiantes a acudir presencialmente a realizar las pruebas, mientras durante todo el cuatrimestre se hizo uso de la modalidad online e incluso se llegaron a cancelar prácticas.
Esta determinación por parte de las universidades no ha tardado en obtener la respuesta del estudiantado y de sus organizaciones sindicales, que a pesar de encontrarse en época de exámenes, han sacado tiempo para la lucha y la organización, como no podía ser de otra forma ante un escenario en que se ponía en riesgo la salud no solo de las y los estudiantes y de sus familias, sino de todo el pueblo. La comunidad universitaria de Murcia ha sido una de las que más ruido ha hecho ante la arrogancia y el cinismo de su rector, José Luján, haciendo trending topic el hashtag #NoOsImportamosUM. También la Universidad de Granada o la de Valencia han hecho oídos sordos a las recomendaciones sanitarias primando el hecho de que las y los estudiantes “no se copiasen”, algo que resulta vergonzoso cuando son vidas lo que está en juego y se trata de una institución como la Universidad pública, que debería haber superado el obsoleto y anticuado método de evaluación por exámenes.
Desde las instituciones universitarias, en las que también tienen poder de decisión las patronales locales o regionales, se ha ninguneado al estudiantado, ignorando entre otras cosas el hecho de que muchos estudiantes se encontrasen en confinamiento domiciliario, sin una alternativa online para poder realizar el examen en convocatoria ordinaria. En algunas, como la Universidad de La Laguna (Tenerife), las peticiones de las y los universitarios sí surtieron efecto, haciendo que la rectora aprobase el cambio de la modalidad presencial a la online; en otras, sin embargo, se han tomado medidas absurdas, de pura demostración de poder, con tal de no retractarse y no admitir la no viabilidad de una convocatoria presencial, como el retraso de los exámenes quince días, que obviamente no serán suficientes para que baje el riesgo de contagio que conlleva la modalidad presencial (con los distintos desplazamientos en un transporte público deficitario).
No obstante, cabe recordar que ya criticamos la modalidad online en la anterior convocatoria por todas las dificultades que suponía para algunos estudiantes de extracción obrera y popular, que no gozaban de espacios o medios adecuados en sus domicilios para realizar las pruebas, por lo que desde el estudiantado también se han exigido métodos alternativos de evaluación o medios suficientes para que ningún estudiante se quede atrás y exista una igualdad real de condiciones para todas y todos.
A todo esto se suma el comunicado de Crue Universidades Españolas, que lejos de atender las peticiones de todas y todos los estudiantes, ignora o decide ignorar la situación de alerta sanitaria extrema para defender la presencialidad.
Ante estos pisoteos continuos a la voz de las y los estudiantes, es vital la organización sindical estudiantil y el fortalecimiento del movimiento estudiantil para mantener los derechos que tanto ha costado conseguir y conquistar los que aún nos quedan. La Universidad pública española actual, como institución burguesa que es, se encuentra a merced de los intereses del capital, pero también de intereses políticos y personales de los caciques que la regentan.
Desde la Juventud Comunista de los Pueblos de España llamamos a las y los estudiantes a participar en sus sindicatos estudiantiles de clase para luchar por que en cada centro las exigencias del estudiantado de extracción obrera y popular sean una realidad, y a organizarse con nosotras y nosotros en la JCPE para tumbar el sistema que nos niega una educación gratuita y de calidad, el derecho al trabajo, que nos explota durante y después de las prácticas, que mantiene nuestras vidas al servicio del capital, que se beneficia de nuestra opresión si somos mujeres, y construir el Socialismo.
¡Hasta la victoria siempre! ¡Venceremos!
María Sánchez-Saorín